miércoles, octubre 10, 2007

La Bella Durmiente (III)


















Cuando llegó a casa, fue directamente a su habitación. Ni siquiera hizo caso a los rugidos de su estómago. Dejó la cartera a un lado y sacó un cuaderno de uno de los cajones. Inmediatamente, cogió un bolígrafo y derramó sobre las cuartillas las sensaciones agolpadas en su interior. Luego, intentó convertir esas sensaciones en versos, pero se derrumbó al comprobar lo torpes que resultaban. Él sabía que no era ningún poeta, pero no pretendía serlo. Tan sólo quería expresar con palabras lo que Aurora le había inspirado. Sólo con su belleza. Sólo con la luz que desprendía. Releyó el poema y pensó, borracho de ilusión, que tal vez la joven se despertaría al oír esos versos, al saber que había alguien que la esperaba.

Al día siguiente, Felipe regresó al hospital con la esperanza renovada. Llevaba un ramo de orquídeas para su abuela, y el poema doblado en un bolsillo del pantalón.
–¡Oh, mis favoritas! –exclamó la anciana al ver las flores– Eres un solete…
El chico fue hacia los brazos de su abuela, no sin antes echar un ojo a Aurora, que continuaba dormida. La misma posición que el día anterior. La misma expresión. Como si el tiempo no hubiera pasado para ella.

La anciana estrechó a su nieto, y él percibió la fragilidad creciente de la mujer. La alegría que mostraba al admirar el ramo tropezaba con su aspecto desmejorado. Estaba más flaca, más pálida y ojerosa.
–¿Cómo estás? ¿Te han dicho algo los médicos?
–Ay, estoy mucho mejor. Dicen que saldré pronto.
Felipe se estremeció ante la cruel ironía que ocultaba la frase. No sabía si su abuela la percibía también.
–Además, ya no estoy tan solita.
El muchacho la envidió en secreto. Por poder compartir una habitación con Aurora.
–Me da penita, la pobre –prosiguió la anciana–. Me gustaría que estuviera despierta, así podríamos hablar. Ella me contaría sus cositas y yo le hablaría de las mías. De mí, de papá, de ti. Además, si estuviera despierta, podrías hablar con ella, haceros amigos, y cuando saliera podrías llevarla al cine, al baile… No tiene familia, ¿sabes? Sólo a sus padres, y murieron en el accidente. Eso sí que es una desgracia… ¿Sabes, mi niño? Me habría gustado tenerla como nieta, ¿a que es guapa? Mírala, parece una princesita hechizada...
Entonces Felipe se acercó a la cama de Aurora y se sentó en una silla. Su suave respiración emanaba paz interior y el joven se vio inundado de ella. Sí, una princesa hechizada que embrujaba con su hermosura.

Se preguntó qué clase de princesa sería. Tal vez era como las de los cuentos que su abuela le relataba cuando era niño: dulce y bondadosa, con una sonrisa a flor de labios. O tal vez era una princesa como muchas que se había cruzado en su vida: egocéntrica y caprichosa, con el desdén a flor de ojos.

Los ojos de Aurora. El misterio sobre ellos le volvió a asaltar.

“A lo mejor, si escucha lo que le he escrito…”

Con las manos temblorosas, extrajo del bolsillo el papel doblado en cuatro.
–¡Oh, le has escrito una carta! –se maravilló su abuela con entusiasmo.
Con una torpeza adorable, causada por el nerviosismo, Felipe recitó sus versos, atento a cualquier posible reacción de la chica. Sin embargo, ella permanecía en su estado inalterable hasta el final del poema. La única que reaccionó fue su abuela:
–¡Te ha quedado precioso! –replicó emocionada– Seguro que le ha encantado. ¿Pero cómo es que te ha inspirado alguien que no conoces, tesoro?
–Lo sé, abuela, es ridículo –reconoció el chico, algo avergonzado y triste–. Pero cuando me fui a casa, me sentí así. Ojalá me oyera y supiera que la quiero conocer. Además, me parece injusto que la vida se detenga para alguien tan joven.
Se guardó el papel y volvió a la cama de la anciana. Ésta le recibió de nuevo entre sus brazos.
–No te preocupes, cielo. Sabes que está dormida, en un hechizo muy difícil de deshacer. Pero seguro que lo ha oído y le ha gustado mucho, aunque no pueda decírtelo ahora mismo. Seguro que ese poema ha entrado en sus sueños. Seguro que ha oído esa voz tan preciosa que tienes y en su interior está luchando para despertarse para…
La voz se le quebró en un violento ataque de tos. Se separó de su nieto, mientras luchaba por respirar. Palpó con la mano la cabecera de la cama hasta pulsar un botón. Felipe se sentía bloqueado. No sabía qué hacer. La impotencia le impedía hasta llorar.

Apareció un enfermero alto y corpulento, de rostro pétreo. Tenía la piel rojiza y escamosa, como si se hubiera excedido con el sol. A Felipe le llamó la atención el colgante que le tintineaba en el pecho con cada movimiento. Un dragón de acero enroscado sobre sí mismo, en ademán fiero. El hombre se acercó raudo a la abuela, no sin antes apartar a Felipe de un leve pero rudo empujón.
–Aparta –le escupió con una voz que parecía el eco de muchas noches de alcohol.
–Mi abuela…
–¡Estás molestando, chaval!
Ante el taladro de aquellos ojos flamígeros, el muchacho huyó hacia la sala de espera. Se sentó en una de las butacas y apoyó la cabeza entre las manos. Notaba cómo el latido desbocado de su corazón se propagaba por las sienes. Por cada vena del cuerpo. Intentaba calmarse con una repetida súplica que sólo lograba espolear sus nervios.

“Que no sea nada. Porfavorporfavorporfavor…”.


Mun, the Sleeping Doll

Fotografía: Sleeping Beauty, de Vampbabe

15 recogieron sus pétalos:

Anónimo dijo...

...no me despiertas a la niña, pero me vas a matar a la abuela...

Impaciente espero.

Besoss...

Anónimo dijo...

Puedo afirmar que estás recuperando y mejorando tu estilo a pasos agigantados. Éstas son las historias que me encangancharon la primera vez que visité este blog :)

En cuanto a la trama vas manejando muy bien la intriga y cortando en los mejores momentos, como a mí también me gusta hacer. Al menos el chaval ahora tiene algo más de profundidad que hasta ahora era tan superficial como una pompa de jabón.

Apuesto a que la abuela la palma y se despierta la comatosa con saludos de su abuela "desde el otro lado". O antes de morir la abuela la confiesa que es su hermana o prima que nunca conoció y está a punto de cometer incesto xD O para rematar la abuela "se reencarna" en el cuerpo de la princesa...
Hagan sus apuestas, pero si he acertado en algo no quiero saberlo ;)

Un besazo, preciosa!

Loth dijo...

Es una historia intrigante, fantástica como el cuento pero compleja como la realidad. Me han gustado mucho algunas frases, como la de "Era una princesa hechizada que embrujaba con su belleza". Una paradoja muy interesante, como todo el relato.

Anónimo dijo...

a veces deseamos el sueño para poder aliviar el dolor


ya sabes que te quiero

;)
tu geisha

siempre tuya

Nuri

Klover dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Klover dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Klover dijo...

Hola Mun!

Me tienes totalmente enganchada canalla! XD

Estoy de acuerdo con croc en cuanto a que el chico es un poquito menos superficial...es un avance ^^ En cuanto a como lo escribes...de una forma suelta, bella y ágil...

No tardes mucho en seguir!

Un besote!

p.d: Jajajaja...creo que la dislexica soy yo...^^ El anterior mensaje lo borré por "otro" gazapo (joder...cada vez me pasa más...) que no sé porque...pero canalla lo puse con eñe XD

Besos!

Klover dijo...

Socoorrroooo!!! Vas a pensar cualquier cosa de mi!!! XD Resulta que lo publiqué sin corregirlo...
Estaría bien tomarme un café o algo que a este paso te lleno la entrada de comentarios borrados...

Ya que estoy aprovecho: preciosa la imagen ^^

Un abrazo!

luis f. lópez dijo...

La historia me sigue gustando. Lo que me da un poco de pena es que todo se produzca fruto de la belleza exterior de una persona, tan sólo eso basta... en cualquier caso es totalmente real.
Luego me choca también un poco el hecho de que el enfermero sea tan bien descrito mientras que el protagonista o la abuela no tanto. Por lo demás muy bien mantenida la intriga, sigue así ;)

tormenta dijo...

a mi el enfermero me ha puesto los pelos de punta... :S
me gusta mucho que felipe esté cogiendo más profundidad... sé que te lo decimos todos, y a lo mejor no deberíamos hacer tanto hincapie, lo cierto es que así son los personajes en los cuentos, superficiales y bastante predecibles, y tu realmente estás haciendo un trabajo muy interesante partiendo de una serie de arquetipos conocidos de sobra, lo cierto es que es de agradecer.
Bueno, lo que trato de decirte es que me está encantando ^^
mil besos guapa.

Anónimo dijo...

En la intriga sigo, mujer cruel...

Francisco Méndez S. dijo...

Hola:muy bueno tu cuento, con final inesperado.
Felicitaciones
Saludos

TORO SALVAJE dijo...

Mun, bien, muy bien, me encanta la historia.

La estoy disfrutando mucho.

Gracias.

Un beso.

Pedro dijo...

Me tienes con el alma en vilo. Yo ya esperaba un final (feliz) en esta entrega pero has llevado tan bien la trama que lo has dejado preparado para toda una serie.

Además cpnsigues sumergirme muy bien en la historia (vaya como me ha molestado ese enfermero insolente)

Un abrazo,

Pedro.

PD: Tenemos que quedar para charlar por el messenger...

Anónimo dijo...

Más!
Cómo sigue?!.

:)

Un beso Doll.