viernes, octubre 19, 2007

La Bella Durmiente (V)


Como movido por un magnetismo hipnótico, se inclinó sobre ella. Apoyó las manos en ambos lados de la cama, por encima de los delicados hombros de la joven, con cuidado de no aplastar su preciosa melena. Se detuvo a diez centímetros de su rostro y su temblor se acentuó. De cerca, Aurora resultaba aún más hermosa y embrujadora. Pudo apreciar el brillo de sus cabellos soleados, la perfección de su nívea piel y el encanto de aquellos labios rosados que parecían llamarle.

Finalmente, dejó caer su boca en la de ella, al mismo tiempo que cerraba los ojos. Notó su lengua húmeda e inmóvil y la jugosidad de sus labios. El fruto prohibido del Paraíso tendría ese sabor. Bajó las manos hasta los hombros de la chica, sujetándolos con la misma delicadeza con la que uno sujetaría una muñeca de cristal. Y a medida que deslizaba sus labios por los de ella, creyó estar entrando en el cielo.

Tan sumido estaba en el beso que no se percató de la puerta abrirse, de las zancadas frenéticas que iban hacia él, ni de los jadeos agitados a su espalda. Sólo se percató de aquella mano (tal vez una garra) enfurecida que lo asió por la nuca y tiró de él hasta separarle de Aurora y arrojarle al suelo.

Al levantar la vista, lo vio. El enfermero.

La expresión iracunda del hombre era análoga al dragón de acero que usaba de colgante y que se sacudía al ritmo de su respiración. El restallido de sus dientes hizo que Felipe temiera una bocanada de fuego. De hecho, lo que salió de sus fauces fue algo similar:
–Puto cerdo de mierda. Ya sabía yo que no eras de fiar. Como te vuelva a ver por aquí te juro que te mato a hostias.
Cuando Felipe se incorporó, sin salir aún de su asombro, el enfermero lo agarró de la solapa y lo llevó casi a rastras hasta la puerta de la habitación. Luego se la cerró en las narices, no sin antes escupirle lleno de odio:
–Que no te vuelva a ver por aquí nunca más, hijo de puta.

El chico no se atrevió a entrar. Se marchó del hospital con la derrota pesándole en la cabeza. Y nunca supo si fue una alucinación, pero detrás de la cavernosa voz del enfermero le pareció oír un dulce gruñido, similar al de una niña que despierta de una pesadilla.

Felipe no volvió nunca más al hospital. No se atrevía a enfrentarse de nuevo al enfermero. A veces se culpaba por ser un cobarde, para después recordarse a sí mismo que no era ningún príncipe. Cada día que pasaba, el beso con Aurora se convertía en un recuerdo cada vez más vergonzoso. Se dio cuenta de la magnitud de lo que había hecho. Muchas mañanas se levantaba temeroso de tener que desayunar una denuncia por abuso.

Pasó el verano, del cual disfrutó un par de semanas junto a su padre, y llegaron los primeros fríos. No obstante, el chico había notado el frío en su alma desde su último encuentro con Aurora. A menudo visitaba a su abuela en el cementerio y pasaba largas horas sentado delante de la lápida, conversando mentalmente con la persona a la que más había querido en su vida. Le envolvía una soledad pacífica. En el cementerio, no había enfermeros. En los cementerios no había nadie. La gente no tiene tiempo para los que ya no están.

Y una tarde, cuando se dirigía a la tumba de su abuela, le pareció ver un ángel. Estaba de espaldas, arrodillado ante la lápida y depositando en ella un ramo de orquídeas. Llevaba un bonito vestido azul celeste y abundantes ondas de luz caían sobre sus hombros y espalda.
–¿Aurora?
La joven se levantó y se giró, sorprendida. Tenía unos ojos enormes, de un azul casi transparente, con el perfecto marco de sus pestañas rizadas y espesas. Parecían dos lagos de agua pura, cálida y brillante. Cualquiera que la mirara sentía impulso de zambullirse en ellos. Eran unos ojos preciosos, en armonía con el resto de una princesa como ella. Y Felipe agachó la cabeza decepcionado, porque no vio en ellos ni una leve señal de reconocimiento.

FIN


Mun, the Sleeping Doll

Fotografía: Sleeping Beauty, de Angel Demonn

Este cuento cuento va dedicado a mi muy querida Loth, en homenaje a su serie Cuentos Cruentos, que tanto me fascinaron y tantas veces he releído. Un abrazo muy fuerte, sis.

19 recogieron sus pétalos:

Klover dijo...

Da penita que se acabe ^^

Que exagerada la reacción del enfermero,no? Bueno...es cierto que la situación requería algo contundente...pero...

Un besote!

Loth dijo...

¡Me ha encantado, sis! Es sencillamente formidable.

La ambiguedad del personaje del enfermero, que aún pareciéndonos antipático, cumple con su deber (eso de morrear a una comatosa es necrofílico xD) y el final tan desencantado son toques muy realistas que enriquecen el relato.

Gracias por este homenaje, aunque debo decir que espero seguir leyendo "cuentos cruentos" tuyos :).

¡Un abrazo muy fuerte!

Anónimo dijo...

Si alguna vez he puesto alguna pega o comentario en alguna de las partes anteriores, esta vez no tengo nada que decir. Me encanta en todos sus aspectos!

Tengo que reconocer que cuando intentaba besar esa "lengua inmóvil" he sentido algún escalofrío por lo "extraño" de la situación, pero especialmente el final me ha cautivado. Es sencillo, tajante y dice todo lo que tiene que decir, sin ni una sola palabra de más.

Una vez más, me has dejado pensando, tal y como me gusta que haga un escrito.
Enhorawena por tu magistral retorno a las historias largas! ;)

Pedro dijo...

¡Ahhh! ¡ Que final! ¡Es terrible! ¡Es perfecto! Si que había un beso sí, sí que habia un despertar, pero esto, esta mezcla de fantasía y la bofeta de realidad ¡ Es genial! (se me van agastar los signos de admiración en este post) .Más aún que Aurora (El nombre simplemte fabuloso, creo que ya te lo dije) me ha fascinado la figura portectora del enfermero-dragón, muy bien logrado.

Creo que me has inspirado para adaptar algún cuento clásico desde otro punto de vista, espero que no te importe.




Pd: Ahorz me tendré que leer esos cuentos cruentos.

TORO SALVAJE dijo...

...y se acabó.

Gracias por este cuento Mun, el final ha sido tan gráfico que me ha parecido verlos.

Lo he disfrutado mucho.

Besos.

Anónimo dijo...

Ainsss... Pobre... Y al final, tras todo lo que ha pasado ella no le recuerda... Jooo... Que triste... Ainssss...

Muy bonito homenaje a la frase 100.

100 besines de todos los sabores y 100 abrazos de todos los colores.

wannea dijo...

pero como me va a molestar!!!! Si esos son los que te hacen crecer!!! no te preocupes que yo los acojo de muy buen gusto, y sobre lo que me dices, probablemente sea de pelicula porque nunca sucedió ni sucederá, lo escribí tal y como yo me imaginaba la escena, pero gracias! lo tendré en cuenta para la proxima ;)
por cierto, no te digo nada de la tuya porque no puedo ahora, debo tener algo mas de tiempo pa leerla, lo siento, me paso por aki en breve bessos!!!

Anónimo dijo...

Que pena que se acabe....

te creces en los momentos malos y ahí sale aun mas tu verdadera persona.
Gracias por todo. Me emociona mucho como me has demostrado que estás ahí. Una mujer pequeña puede albergar el corazón más grande nunca visto. Es una de las contradicciones que cada dia veo mas claras.

Espero verte pronto. Mil gracias

tormenta dijo...

vaya, vaya vaya... qué final! nada complaciente, eso me ha encantado... también que no se sepa si el beso fue lo que la despertó al final, por mi parte no quiero saberlo ^^
El enfermero como antitesis de Felipe, mola.. y la descripción de los bellos ojos del angel y el vacio que encontró en ellos es un final extraño y a la vez redondo.
me ha gustado un monton, y me has hecho disfrutar de lo lindo,te has superado guapa! de corazón.
mil besos

Rose Sepúlveda dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Rose Sepúlveda dijo...

¡Buenísima la historia!
Y la frase con la que empieza la historia, es simplemente impresionante. Felicitaciones!!!!

Matarratas dijo...

Lothiano. Me gusta.

luis f. lópez dijo...

Me ha gustado como has resuelto el desenlace. Al final todas las piezas han ido encajando y te ha quedado un tributo a la clásica Bella muy original.

Luz de Luna dijo...

Muy bueno, un cuento clasico con un final actualizado y desencantado, como suelen ser los cuentos reales.
Creo que tb me animaré a cambiar alguno despues de leer esto.

La descripción del beso me ha parecido ¡sublime!.

...a por 100 secretos mas.

BESITOS. ;)

Polux dijo...

vaya...

me gustó mucho.

perome deja algo...

desconcertado..

no.

son sólo cosas mías.

saludos.

Miss Lawliet dijo...

Nena.... que final más triste... jo... Yo quería que ella le reconociera y terminarán juntos y sé que yo soy la primera en escribir finales tristes, pero jo... No se vale.

Aunque me ha encantado, lo has escrito de una forma que me ha maravillado en cada palabra.

Besos, guapa.

Pugliesino dijo...

Tarde pero finalmente puedo comenzar esta semana mi ronda de lecturas (y es entre lo de los trenes en Barna y la semana que llevo de cortes de luz como me hablen de progreso y futuro yo... fhcdjckjscdlc)
Fijate una cosa, y es que has producido en mi mente que el cuento de la Bella durmiente sea esta versión la que me venga a ella al recordarlo. Sin príncipes ni nobles, sino que sin perder la magia de los cuentos con personajes cercanos, reales y al mismo tiempo entrañables. Pincel de rasgos,expresiones que desfilan a lo largo de la narración por el rostro de Felipe hasta la escena final, genial, de la decepción mas tierna reflejada. Y no cabe la marginación de ningún personaje, desde el enfermero hasta la abuela, desde el tiempo que discurre velóz hasta cuando se detiene en ella, sucesión de acción y quietud que puede palparse. El amor, el cariño, la estrecha línea que difumina ambos en la inocencia de quien creyó ver un angel.
Guardas esencias en esos secretos, una belleza leerlos.
Un abrazo!

Sara dijo...

Hola Mun!
Tu comentario me alegró el día, quería que lo supieras. No tengo tiempo de nada, y no quiero que mi nuevo ritmo de vida me haga perderme un relato largo.
Por eso no me lo he leido, quiero empezar desde el principio...
Volveré, lo prometo :)
Un beso Mun

Anónimo dijo...

Vaya, todo el tiempo esperando más y más y más, y ahora que ya lo tenemos todo, da penita que termine...

Me ha gustado, enhorabuena.

Muchos besos, guapa.