Las palabras llegaron, como si tal cosa, cuando dejé de buscarlas. O, mejor dicho, un latigazo me recordó que más valiera que las encontrara.
-¡Escribe! ¡Que mañana se cierra el plazo!
-¿Pero no puedo salir a jugar?
-¡NO!
Esta situación se repetía cada día durante los cinco meses que precedieran a cualquier concurso. No importara que fuera el de nanorelatos organizado por la Asociación de Almejas Aburridas o que el jurado tuviera menos criterio que Mowgli escogiendo peluquero. Lo importante era la promoción. Hacerme más famosa que las fresas de Lepe y tener cada mañana a una horda de periodistas aburridos en la puerta de mi casa.
-Lo importante no es participar ni ganar. Lo importante es la promociónpromociónpromoción.
-Pero, papá, que a ese concurso se presentan ciento y la madre...
-Eso déjamelo a mí.
De nuevo aquella sonrisa. La misma que ponía cada vez que pulsaba el botón de "Enviar" en el formulario de cualquier certamen literario. La misma que surcaba su rostro cuando tecleaba las letras "FIN" en cualquier relato suyo. Y la misma que ponía cuando recogía la estatuílla de cualquiera de los 837.421 concursos que había ganado. Gracias a todo ello se había convertido en el hombre más temido de Mafiadolid y de parte del extranjero. Es obvio que me dejara adoptar por él (a pesar de todo).
Tras tres noches seguidas sin dormir (gracias a las cuales gané el mejor camuflaje como oso panda), un desmayo y una taquicardia, acabé el relato.
-Mira, papi, ya está.
Juntó los dedos, haciendo que tamborilearan entre ellos.
-MUAJAJAJAJAJA... Excelente. Ahora mándalo que yo voy a hablar con unos señores. Vete pensando qué te comprarás con los 120 euros del premio.
-¿120? ¿Pero no eran 150?
-Las comisiones de la famiglia no se quitan ni para sus miembros.
Suspiré. Quejarme, ¿para qué?
-Bueno, espera que me cambio y voy contigo.
La cara se le puso en blanco cera y los ojos casi se le salen de la cara para atravesarme.
-¡NI SE TE OCURRA! ¿QUÉ PASA CON NEBULOSOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO?
Y aquí me tienes. Es por eso. No es porque me duela la cabeza, porque me aburra contigo o porque te haya dejado de querer. Il Padrino no me deja salir de casa hasta que no termine con Nebu. Pero si me puedes pasar unas ilustraciones por debajo de la puerta, te lo agredeceré, que la galería de DeviantArt me roba tiempo que podría aprovechar avanzando en la novela.
Mun, la Muñeca Cuentacuentos
Dedicado con todo mi cariño a mi Padrino. Una idea que tuvimos Oski y yo una tarde en la que te echábamos mucho de menos.
Cuentacuentos Bubble Monster
Hace 7 meses