martes, diciembre 28, 2010

Au revoir, 2010

Tú no has sido como el 2009, tú sí que has sido un buen amante. Aunque te hiciste el remolón al principio, al final me trajiste el deseo que te pedí, un buen empleo.

Y no sólo eso, me has regalado momentos preciosos, que he fotografiado sin cámara y que reviso una y otra vez en ese álbum que no tiene hojas. Es imposible volver a revivirlos con la misma intensidad de la primera vez, pero ya me conformo con el saber que los he vivido.

También me has dejado iniciar proyectos muy interesantes. Van despacio, lo sé, y dejaremos el trabajo de dar frutos para el amante que te va a relevar. Por eso debes irte ya.

Pero, espera, aún hay más cosas que decirte.

Has alejado a mucha gente de mí. Gente maravillosa. Aunque sabes que soy capaz de mantener una relación a distancia. Y varias. Y todas a la vez. Eso sí, espero que el 2011 me dé más oportunidades de olvidar los kilómetros.

Pero a cambio has traído a mi vida a otras personas maravillosas. No voy a mencionarlas. No les conviene saber que son maravillosas, porque si no, dejarán de serlo.

Siento no hacerte una despedida espectacular, como la que mereces, pero esta vez seré más humilde.

He traído una botella de cava, pero no puedo beber más alcohol que el que me permite mojarme los labios.

¿Un brindis? Hay para todos.


FELIZ AÑO NUEVO A TODOS,
Mun

lunes, noviembre 29, 2010

La Época (I)


Érase una vez una era que decidieron no documentar, debido a lo poco creíble que fue. Era aquella época de la historia en la que existieron los elfos, aunque jamás se encontraron fósiles de éstos, cuando las carreras universitarias y profesiones se llamaban “clase” y cuando los orcos eran algo más que un humano muy feo.

Esa época no era una realidad paralela de los libros de fantasía y de los juegos de rol. Esa época realmente existió y fue condenada a ser censurada en los libros serios, porque era tan fabulosa que temían que los niños se la creyeran demasiado y organizaran una revolución para volver a ella.

Se la conocía como La Época.

La única religión oficial de La Época era el israelismo, en la que se adoraba a un dios único, por encima del bien, del mal y de lo neutral, llamado Isra, mucho menos opresor que Zeus, Hextor y que otros tantos. Isra sólo pedía tres cosas: que los hombres llevaran el pelo corto (las melenas eran una ordinariez que sólo servían para que los piojos tuvieran columpios), que no llevaran barba mayor de tres días (pinchan) y que una vez al día se le ofrendara una bebida con capacidades curativas y regeneradores asombrosas llamada cocacola.

Pues a este dios, Isra, estaba rezando un poderoso hechicero que vivía recluido en el bosque. Era un joven con ese aire misterioso que sólo pueden tener los hechiceros. Era moreno, y no se había dejado crecer el cabello no por creencia israeliana, sino porque si no parecería un aprendiz torpe que hubiera tratado de hacer experimentos poco seguros con el rayo. Tenía la piel blanca como la corteza de la luna, y vestía una túnica verde oscuro con la que se camuflaba entre los árboles.

Era delgado, como si le hubieran dibujado con sólo un par de trazos, pero no era una delgadez enfermiza, sino bien diseñada. Parecía un ser del aire, que con sólo una caricia de viento pudiera flotar. Sin embargo, aquella constitución era todo un hándicap en un mundo en el que combatir era algo tan común como tomar una caña en nuestros tiempos y por eso a este joven no le quedó otra opción que estudiar magia para sobrevivir.

Y era bueno en ello. Muy bueno. Aunque en sociedad negara siempre ser un hechicero.

Tal vez la joven que le espiaba tras un árbol debió informarse antes de las habilidades de este brujo. Si lo hubiera sabido antes, no se habría detenido a escuchar cómo suplicaba a Isra entre oraciones que le revelara el secreto de crear una Daga Poderosa a Dos Manos. Lo que no comprendía es que su dios no le concedería este deseo porque su barba bien recortada sobrepasaba por mucho los tres días reglamentarios.

Y tal vez la joven debería recordar que unas botas de cuero con tacón no son lo más silencioso del mundo.
-Espero que no seas una pícara, porque si no, menudo futuro... - le espetó el hechicero a la muchacha tras descubrirla.
Algunos dicen que el brujo utilizó algún hechizo silenciador para entorpecer la lengua de la chica, que de pronto no podía conectar dos palabras debidamente. Otros, que esto se debía a otra cosa más misteriosa y que mencionar aquí sería muy cursi.
-Bien, ¿qué quieres?
-Escondite. Estaba huyendo.
-¿Una chica? ¿Huyendo? ¿Hay bandidos y gente mala por aquí?
-Bueno, no son gente mala, malo es lo que les he hecho.
-¿La bandida eres tú?
-No, yo sólo soy bardo.
-Anda, qué cosas... - La mirada gatuna del brujo brilló con interés.
-...Y estaba actuando en una posada esta noche... y decidí pasar a mi especialidad, contar chistes.
-¿No utilizarías el Libro de Cristian?
La bardo tragó saliva antes de hacer la terrible confesión:
-Conté el chiste de “El Pan que Habla”.
El brujo ahogó un grito de horror. Aquello era casi peor que beber Pepsi en un templo de Isra.
-Es mejor que te refugies en mi guarida antes de que alguien te encuentre.
El hechicero vivía en una cueva en el que orden estaba trazado con tiralíneas. Los muebles estaban colocados a escuadra y cartabón y los frascos de pócima parecían estar en formación en las estanterías. Hasta la cama estaba hecha al estilo lifting.

A una distancia prudencial de la cama había un sofá que no tenía ni siquiera hoyo de asiento.
-Tú duermes ahí – señaló el hechicero con la autoridad de un templario.
-¿Cómo? ¿Así tratas a las chicas que subes a casa?
-De momento, sofá. Capaz eres de contarme en sueños “El negro que se tira del avión”.
-¡Pero si en esta época no existen los aviones!
-Me da igual. Yo quiero dormir con todas las neuronas.
La bardo se dejó caer en lo que sería su cama esa noche.
-¿Cómo te llamas? Mamá me dijo que no me metiera en casas de extraños.
-Croc.
-Qué bonito, suena a dragón... Saldrás en los cuentos graciosos que cuente la bardo Mun.

Mun

Este cuento va dedicado, una vez más, a esos señores tan encantadores que se pasan los domingos jugando al rol conmigo. Y a Cristian. Y a los chistes de Cristian.

Últimamente estoy muy perezosa para buscar ilustraciones, pero la única ilustración que puede acompañar a este texto sólo la puede hacer uno de mis roleros.

ACTUALIZACIÓN: Ya tenemos ilustración. Bardo no es uno de mis roleros, pero sí un ingenioso bardo de las imágenes y las palabras. ¿A qué sabrá la Orca-Cola?

Y sí, hay más partes, y TODOS esos señores encantadores salen.

domingo, noviembre 28, 2010

Domingo

Domingo sabe a hogar,
aspirina y colacao de las seis,
tecleos analgésicos para las distancias,
ropa que nunca sale de casa,
sofás combinados con manta y película o consola
y a ti.

Domingo sabe a deseo
de hacerse eterno
para que no deje pasar
el lunes de cerebros apagados
y tecleos frenéticos
que ansían el viernes de nuevo.


Mun, Sunday Doll

miércoles, noviembre 03, 2010

Un secretito

Voy a contarte un secreto, pero aunque lo leas aquí, no se lo cuentes a nadie.

Eres una persona maravillosa, de ésas que te devuelven la fe en la humanidad, aunque a veces dude de que eres humano. Pero nunca te lo he dicho a la cara.

Es una opinión sin más, acompañada de la alegría de haberte encontrado latir con corazón propio en esta ciudad de androides. No hay más intenciones detrás, y por esto nunca te he dicho que eres una persona maravillosa. En nuestra cultura la amabilidad sin segundas intenciones está prohibida.

No voy a decirte quién eres, aunque quiero que te enteres lo que pienso de ti sin que lo sepas.

¿Por qué?

Porque eres maravilloso y no lo sabes. Y si algún día lo supieras, dejarías de serlo.


Mun

sábado, octubre 02, 2010

Expresión

Son tantas noches leyendo tu cuerpo con los cinco sentidos, que me pregunto por qué no nos fabricaron con más. Y no porque me haya cansado de ti, al contrario, sino porque siempre quiero percibirte de más maneras.

Hacer el amor contigo es una expresión literal, que en lugar de perder significación con el tiempo la ha ido ganando. Y a pesar de que conozco tu cuerpo como mi escondite secreto que es, siempre busco más matices que enriquezcan ese idioma que sólo conocemos tú y yo.

Y aunque nuestras vidas se fraccionan en años que convierten a la eternidad en una utopía quiero añadir una palabra más a esta historia contigo, con toda la seriedad que sabes que mi corazón puede aportar:

SIEMPRE.


Tu Mun

miércoles, agosto 18, 2010

Karma













Es la sonrisa devuelta,
la bofetada merecida,
la lección aprendida,
y por aprender.
El premio deseado
y el castigo justo.
El consuelo del esfuerzo
y del agraviado.
Es la religión sin Dios,
la energía de una norma
nacida del deseo
del mal ajeno
y del bien lejano.


Mun, the Karma Doll

This is what you get when you mess with us... ("Karma Police", Radiohead)

Imagen: Earl, un experto en karma.

lunes, agosto 09, 2010

Calabazas en el Trastero: Bosques


En octubre tendréis disponible el próximo número de Calabazas en el Trastero: Bosques, que no os lo podéis perder. El motivo, que entre otros fantásticos relatos, podéis leer mi "Dríade". Aquí tenéis la lista de relatos seleccionados

Aokigahara (Ignacio Cid Hermoso)

Curuxas (Iván Boto Gómez)

Deconstuyendo a John Doe (Juan Ángel Laguna Edroso)

Desventuras en el continuo bosque-tiempo (Carlos L. Hernando)

Dríade (Laura Luna)

El ciclo (Carlos Pérez Jara)

El secreto (Pedro Escudero Zumel)

La Fronda (Manuel Mije)

La hiedra (Inés Mataix)

La máscara de la muerte verde (Andrés Abel)

La naturaleza es cruel (Javier Vivancos García)

La sospecha (Pilar Alberdi)

Sueño de nieve y barro (Marc R. Soto)



La antología cuenta con un prólogo del escritor Sergio Mars, cortesía de Nocte, y con una portada realizada por la artista Carolina Bensler



Aprovecho para recordaros que sigue en curso la séptima convocatoria, cuya temática es Peste.

Más información en http://www.sacodehuesos.com/

viernes, julio 16, 2010

¿Y tú quién eres?

¿Y tú quién eres?
¿Dónde está el amor que contienen los abrazos?
¿Por qué te sorprende el vacío de mis ojos?
No eres el mismo.

¿Y tú quién eres?
Disculpa la falta de memoria.
Sabes que siempre ha sido buena,
pero no sé reconocer desconocidos.

¿Y tú quién eres?
A ti no te he invitado.
FUERA.


Mun

miércoles, julio 14, 2010

26

Hoy, por mí.

domingo, junio 27, 2010

No-muerta

No es mi naturaleza.
Es el líquido
que asegura tu vida.

No es mi naturaleza.
Es la yugular palpitante
que reclama mi beso dentado.

Y quieres cerrar esa puerta
cuando tu cuerpo sucumbe
a la sed que lo llama.

Toma y bebe de mí
la vida que tu vida
necesita para galopar
por un mundo adormecido
donde anestesiados y condenados
están siempre los sentidos.


Mun

Imagen: Thrist, de Yukisouma

viernes, junio 18, 2010

Operación

Necesito operarme aquí, es una urgencia. Sé que el traqueteo no es lo más favorable para la precisión, y que a las siete de la tarde no voy a tener la intimidad necesaria para la concentración, pero es ahora o nunca. Tengo esta historia dentro de la cabeza todo el día, zumbando por mis neuronas, asfixiando al resto de ideas. Necesito abrirle una vía con este bolígrafo y derramarla sobre el papel, sino creo que me fundirá el cerebro y moriré. Es muy urgente, ¿lo entiende? ¿Me cede el asiento, asiento, por favor?

Mun

Dibujo: On a train with a coyote ghost, de Basia Konczarek

lunes, mayo 17, 2010

Ariful

Ariful debió llamarse Prometeo;
secuestró la luz de los ángeles
y la transporta en los ojos
para regalar al mundo unas gotas cada día.

Pero Dios no puede castigarle,
pues las cadenas son plumas para sus alas,
y de águilas valientes tiene hecho el hígado.

Ariful debió robarle el reloj a Cronos
para que todos los momentos a su lado
no se fraccionen en minutos veloces.
Y, por qué no,
un poco de talento a Apolo
para hacerle mejores poemas.


Mun, Your Rukia

Dedicado a una persona muy especial para mí, sin la cual Nebuloso no sería Nebuloso, y sin la cual mi vida tendría un hueco bastante notable. Felicidades, hermanito.


Imagen: Los inolvidables Kon y Rukia, de Bleach.

viernes, marzo 26, 2010

Contraataque deslumbrante

Cuando todos se retiraron a dormir, la drow Lyshanna se aseguró de que la cremallera de la chaqueta de cuero le quedaba justo en el inicio de su intimidad y de que el cinturón de la víbora (gran amuleto) le perfilaba bien la cintura. Tras eso, se dirigió al cuarto de Kane para ofrecerle una oportunidad que ningún humano en su sano juicio se atrevería a rechazar.
-Me has pedido que sea tu guardaespaldas... Puedo serlo... esta noche también...
El clérigo la miró con su aplomo habitual y, como si hubiera ensayado las palabras, le respondió:
-Es tentadora la oferta... Pero, no, gracias.
Aquel rechazo se fraccionó en varias losas que cayeron sobre el orgullo de Lysh. ¿Cómo osaba un simple humano rechazar una noche de pasión con una elfa oscura, raza cuyo talento sexual era reconocido como uno de los mejores de la Época de los Dragones y las Mazmorras? Mientras se preguntaba si la casa de su jefe sería un armario rosa, salió de la posada procurando que nadie se percatara de la humillación que acababa de sufrir.

La furia estaba apunto de estallarle en forma de locura berserk. No sólo tenía que soportar el desplante de un frígido humano autoproclamado jefe (a pesar de que Medrash tenía sus objeciones al respecto) de la manada del mal a la que ella, por interés, pertenecía, sino que también tenía que acatar las prohibiciones. En Espiratrueno, Lysh tenía que censurar sus placeres favoritos: inocular el miedo en los tristes lugareños e irse de compras con el olvido de pasar por caja. Era demasiado. Necesitaba aliviarse de alguna manera.

Y no hay mayor alivio contra una tentación que caer en ella.

Los vigilantes ojos de Kane estaban cerrados, así que, no estaban encima de ella y, por lo tanto, no tendría por qué enterarse de sus actividades nocturnas. Además, ella necesitaba adquirir una armadura nueva. Deseaba una que la protegiera mejor, pero que no limitara sus arácnidos movimientos por el campo de batalla. Y si resaltaba sus sinuosas curvas para echárselas en cara al perro faldero de Hextor, mejor.

Escogió una armería cercana. “La llevará un humano”, pensó mientras abría la puerta. “Si es así, se acojonará tanto que no protestará cuando le pida ayuda para llenarme las bolsas. Y si es un enano, no verá por encima del mostrador”.

Pero qué difícil es robar, incluso para una drow, cuando el dependiente es alguien de tu familia a quien creías desaparecido.
-Gendar...-susurró ella cuando logró descongelarse los labios de la sorpresa.
-Lysh... -respondió él, dejando caer al suelo la espada a la que estaba sacando brillo.
Tras un conveniente y emotivo silencio, el elfo oscuro saltó por encima del mostrador y se fundió con su prima en un abrazo con un tenue acercamiento sexual. Sólo al separarse, Lyshanna se percató del parche en el ojo del joven.
-¿Pero qué te ha...?
-Imagínatelo. No me apetece recordarlo. Ven, pasa para adentro.
El drow colocó en la puerta un cartel de “CERRADO POR PEREZA DEL VENDEDOR” y la cerró con los diecisiete candados. Después condujo a la trastienda a su prima, donde le ofreció una jarra de hidromiel.
-¡¿Hidromiel!? ¿Qué mierda es ésa?
-Lo que beben todas las damas de la Época.
-Yo lo que quiero es cerveza, lo único que me pone a punto para luchar contra los enemigos.
-Eso te baja la percepción y no verías a tres gnolls en un kraken.
-Seguro que tienes algo mucho mejor que lo que me puedan ofrecer en la posada en la que me quedo.
Gendar esgrimió una sonrisa maliciosa.
-Seguramente.
Y sin que a la drow le diera tiempo a reaccionar, le tiró la mesa encima. Lyshanna la esquivó con una grácil voltereta, tras la cual buscó a su primo para aprisionarle por el cuello contra la pared. Pero él se escabulló como un pececillo, con una risa que significaba “lo sabía”.
-Eres demasiado lenta -le criticó.
-Voy a demostrarte lo lenta que soy cuando te arranque la piel a tiras para hacerme un pijama.
-Hey, no hace falta ponerse así... -la tranquilizó él-. Sabía que no te haría ningún daño porque ibas a esquivarla. Pero tú problema es ése, Lysh, te esfuerzas en esquivar los golpes y no en contraatacar.
-Si no supiera atacar, no habría podido venir a verte.
-Me refiero a CONTRAatacar, justo en el momento de recibir un golpe. En ese momento, en el segundo después del ataque, el enemigo está indefenso, regocijándose de haberte causado una herida. Es el momento de morder. Y de dejarle deslumbrado con tus artes en el campo de batalla.
Tras ello, Gendar se dispuso a mejorar las dotes guerreras y pícaras (en el sentido estratega) de su prima. Se pasaron más de dos horas entrenando e intercambiando espadazos por la trastienda, enzarzados en un combate que poco tenía de ficticio, a juzgar por los cortes que recibieron como recuerdo del reencuentro familiar. Lyshanna estudió los movimientos de su primo hasta poder predecirlos, y con ello desarrolló una técnica de contraataque inmediato que, seguramente, haría llorar a sus enemigos más de lo acostumbrado. Sin embargo, era una técnica tan perfecta y compleja que sólo podía utilizarla una vez al día. De lo contrario, la energía se evaporaría de su cuerpo y quedaría inconsciente. Y, a pesar de ello, se moría de ganas por estrenarla cuanto antes e impresionar a sus compañeros.

Los drows estaban recuperando las fuerzas tendidos sobre la húmeda madera de la trastienda. Lyshanna, por primera vez en doce años, le dedicó un elogio a su primo:
-Sigues siendo igual de bueno en combate. Creo que mejor y todo. Ahora entiendo cómo es que escapaste.
-Tú eres muy buena también. Estaría bien entrenarte de vez en cuando.
-No voy a quedarme mucho tiempo aquí... Tengo que...
-Lo sé. Y tienes que hacerlo. Por ella y por mí.
Lyshanna le miró. A pesar del ojo perdido, seguía conservando aquel atractivo que subrayaba las ventajas de la endogamia. Decidida, le puso una mano en el vientre y recorrió suavemente el camino que la llevaba hasta el pecho.
-Seguro que no es lo único que quieres enseñarme esta noche.
Gendar no era tan mojigato como Kane.

Lysh apareció por la posada al romper el alba. En la puerta la esperaba Tarja. Sólo le faltaba blandir un rodillo.
-¿Qué horas son éstas? -la increpó.
-Estaba de compras.
-Ya me imagino lo que estarías comprando. Anda, pasa hacia dentro y ponte bien la ropa. Lo que hay que ver...
A Lysh le enfurecía que una tiefling, por muy bruja que fuera en el sentido literal, actuara de madre. Pero no le convenía montar escándalos. No mientras trabajara para un provechoso clérigo de Hextor.


Mun, a RPG Doll

Dedicado a esos encantadores señores que se pasan los domingos jugando al rol conmigo. Y en especial, a Isra, no por ser el master, sino por ser uno de los mayores tesoros que he encontrado en Madrid

Imagen: Este relato se queda sin imagen hasta que Daemigoth haga una.

martes, marzo 23, 2010

Sobre un pixel en letras llamado Nebuloso

Hace mucho que apagué la consola. Sois bastantes los que me preguntáis por "Nebuloso's Fantasy" y os debo una explicación. De momento, he decidido no publicarlo más por blog. Sigo trabajando en él de espaldas a la red, con el futuro de dar a Nebu y a sus encantadores compañeros un hogar de papel. Deseadme suerte.

viernes, febrero 05, 2010

Cómo cuesta

Cómo cuesta morderse la lengua
cuando arde demasiado en la boca
y quiere apagarse con un rugido.
Cómo cuesta amansar a la fiera
cuando te arranca la piel desde dentro
y te apaga el cerebro a zarpazos.
Cómo cuesta ser humano
cuando eres animal algo más evolucionado.
Cómo cuesta encontrar la línea
que separa Educación de Hipocresía.


Mun, the Wrathful Doll

Fotografía: Wrath, de Vive-la-Rock

martes, enero 12, 2010

Vivimos en una bola de nieve

Acabo de descubrir que vivimos en una bola de cristal, de ésas en las que la nieve cae cuando la giras. Lo sé por la forma de los copos, tan pequeños e irreales, y el breve terremoto que precede a cada tormenta.

Vivimos en un juguete olvidado, cuyo dueño habrá recordado al limpiar el cajón de los objetos inservibles. Seguramente se trate de un niño tan impresionable como nosotros, que hacemos de un fenómeno tan natural un acontecimiento único. Por eso decidimos salir al portal a contemplar la danza de esos copos que no se conforman con fundirse en el suelo. Vuelan, giran como una bailarina en su cajita de música, bailan un vals en grupos y parejas. Todo para eternizar ese viaje que no quieren que acabe nunca. Hipnotizado, me comentas que te recuerda a las escenas romanticoclichés del cine estadounidense y, como cualquier anécdota casual de nuestras vidas, la conviertes en una línea más de nuestro cuento de hadas.

Trato de explicarte que vivimos en una bola de cristal, de ésas en las que la nieve cae cuando la giras, y antes de que mi descubrimiento se convierta en confesión, me besas. Y yo hago trampa y abro los ojos para ver tu expresión desenfocada, que siempre me ha parecido tan graciosa. Entonces vislumbro sobre tu cabeza la luna. Por primera vez me fijo en que es una sonrisa gigante formada por huecos y dientes de leche.

Es la primera vez que el dueño de la bola nos ve. Somos una novedad curiosa que devuelve el atractivo a su juguete. La luna se hace más grande y vibra en carcajadas. Eso me hace saber que en cuanto entremos en casa volverá a hacer girar la bola.


Mun, the Snow Doll

Imagen: The Crystal Ball, de Pretty Nasty

Dedicado a la excelente compañía de una tarde de nieve, sofá + película + manta.

jueves, enero 07, 2010

Para Justiniano


¿Y por qué no puede ser Justiniano
un vikingo en bicicleta
que vacíe Plaza Cataluña
con su hacha de juguete
para tener una cita íntima
con la bella amazona
que conoció en una novelaencurso
que parodia videojuegos de rol?


Para ti.

Dibujo hecho por un Bardo encantador que siempre está en todo.

Mun