lunes, mayo 26, 2008

Bombilla



















“Cuando al día siguiente salí a cubierta, el aspecto de la isla había cambiado por completo…” fue lo único que leí antes de lanzar tu libro preferido a la hoguera de San Juan que preparé en el jardín. No pude seguir.

Perdona, me deshice de todo. También de todos los regalos que me hiciste. Y de tus fotos.

Lo único que hacían era clavarme tu ausencia más adentro.

Otros prefieren conservar los recuerdos y negar que aquel ser querido se ha ido para siempre, pero sabes que la aceptación de las verdades es la terapia más eficaz para mí. Por eso, con el dolor de quien se amputa un miembro, quemé todo objeto que tuviera relación contigo. Y así me vendé los sentidos durante este último año.

Entonces, la semana pasada, me di cuenta de que me olvidé de la bombilla de la habitación. Ésa que tú misma compraste y colocaste.

Me acordé de ella cuando se fundió, del mismo modo que me acordé (aún más) de ti el día que te apagaste.

Para evitar pensar mucho en ello, cogí la escalera y me subí a desenroscar la bombilla, con tal mala pata que se me cayó al suelo. Y no hizo ruido de cristales rotos, sino de tu risa de niña. Cuando me bajé, vi entre los cristales un puñado de polvo dorado esparcido. Intenté recogerlo con las manos desnudas, pero sólo conseguía absorberlo con la piel.

Me provocaba una sensación de calidez extraña, como una brisa de aire caliente que me atravesaba la carne, se mezclaba con mi sangre y me trepaba por las venas hasta el corazón. Y, al llegar allí, sentí que éste se me inflaba tanto que temí que no me cupiera en el cuerpo y estallara.

Y no recuerdo más. Me desmayé.

Es irónico. Desde entonces me cuesta respirar, a pesar de que tengo la sensación de aspirar y expirar grandes bocanadas, como si tuviera cuatro pulmones. También me cuesta oír mis propios pensamientos, que se solapan con los tuyos. En ocasiones me da un arrebato de risa, y eso que no he vuelto a reír desde aquel día. Y, a veces, cuando hablo, me sale tu voz. Pero no es una imitación, es como si me hubiera tragado una cinta con ella y mi garganta la reprodujera.

Los médicos lo llaman esquizofrenia, pero yo no estoy enfermo.

Tal vez vaya siendo hora de aceptar que aún vives. En mí.


Mun, la Muñeca Cuentacuentos

Fotografía: Bulb, de F-Max

15 recogieron sus pétalos:

Laura Luna dijo...

Hace tiempo vi una foto preciosa de una bombilla rota, con la luz desparramada entre sus cristales. Este fin de semana la recordé, y me inspiró este cuento.

Que sí, que pronto habrá más Nebuloso :P

Besos a todos,
Mun

Anónimo dijo...

Me gusta, pero la esquizofrenia le quita toda la magia que envolvía la paranoia, cerrándole las puertas a nuestra imaginación y obligándonos a ir por un camino marcado con luces de neón; que sí, que es tu cuento, pero también es mi opinión. Ya sé que lo sabes.
Un beso guapa.


Popi
:P

hz45 dijo...

Pos que giro para la frase! cada quién según lo que vea, me ha gustado la idea de la bombilla como una extensión de la persona. La analogía es buena :)

Klover dijo...

Que raro se hace leerte algún relato que no sea Nebuloso...

La idea me ha gustado...y bueno...has conseguido que sintiera el dolor...aunque coincido con popi en lo de la esquizofrenia, me ha descolocado un poco...

Un besote guapis

TORO SALVAJE dijo...

Espectacular Mun.

Buenísimo. Duro también. Genial.

Estás que te sales.

Besos.

tormenta dijo...
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tormenta dijo...

has mezclado muchas cosas, la metafora de la bombilla, la pérdida, la locura, esa especie de canibalismo que siente el prota. a mi me encantan esas historias que cuentan muchas cosas intentando contar sólo una, es una estructura que repito mucho en mis cuentos, de alguna manera siento que la historia se hace todavía más grande de lo que es. y eso exactamente es lo que he sentido al leer esta.
me ha gustado.
un besito, preciosa!
pd. *erratas: se me ha calentado tanto la sesera despues del rollo que te he metido antes, que el comentario no tenía ni pies ni cabeza ^^

Galamina dijo...

Giro inesperado, sorpresa asegurada. La calidad corre de tu cuenta ;-)

Rebeca Gonzalo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Rebeca Gonzalo dijo...

Me ha encantado el relato.La mención de la esquizofrenia aunque quizá ya la intuía me ha pillado un poco de sorpresa. Es la primera vez que te visito y me ha agradado mucho hacerlo. No sólo por la belleza de la historia y ese poso de nostalgia que me ha hecho sentir, sino también por tu blog. Por uno y otro te felicito. ¡Enhorabuena!

11:58 AM

Camille Stein dijo...

tu historia atrapa desde el principio

me ha encantado, enhorabuena

un beso

Anónimo dijo...

Desde que él lee la primera línea hasta que leo la última palabra abarca uno de los momentos mas bellos que has escrito.
En apenas el tiempo que dura la lectura,imposible no dejarse llevar por ella por tan suave pendiente hasta el final,consigues reproducir en el la vida que fue,la que es y la que será a partir de ese momento.La magia que expresas en las partículas que llegan al corazón,la presencia de ella que no estaba en los recuerdos sino en él mismo,y esa resistencia de última hora,
es bellísima.
y mejor narrada.
Un abrazo!

Óscar Sejas dijo...

Aunque se quemen las fotos, las cartas y se intente aniquilar de golpe al fantasma del pasado, es casi imposible. Lo sé por experiencia propia y porque me lo han contado.

Quizás no tu historia no tengas tintes de verdad o quizás sí. El caso es que narra lo que siente al sentirse despechado y te "obligas" a olvidar.

Un abrazo

Pedro dijo...

ME ha gustado mucho el juego surrealista entre la bombilla, la luz y el amante. A mí lo d ela esquizofrenia me ah parecido que pegaba bien con el conjunto, es lo que dicen "los otros", los que no creen en la magia ni el amor.
Ese estilo de mezclar magia y realidad es de mis favoritos ;)

Un abrazo,


Pedro.

Anónimo dijo...

Me ha gustado la calidez de tu relato, el dolor por una pérdida, quizás no pérdida, porque al final, quedó dentro del protagonista, como se siente desde dentro, lo que para otros no tiene explicación? Al menos eso he captado, al menos eso es lo que las demás personas denominan locura y para el que la sufre en su mundo, la vida es perfectamente un paralelo a lo que existe para los demás...
Excelente
Un saludo desde el otro lado del charco